"Empecé dándome a mi misma un comienzo."
Su nombre de nacimiento fue “Sarah Breedlove”. Nació en el Delta de Lousiana y fue el primer miembro de su familia que nació libre de la esclavitud. La vida la golpea a temprana edad ya que a los 7 queda huérfana de padre y madre. Contrae matrimonio a los 14 para huir de los abusos de su cuñado. A los 17 se convierte en madre y a los 20 años queda viuda. Para sobrevivir ella y su pequeña hija comienza a trabajar en las cosechas de algodón de las plantaciones de la zona, en sus tiempos libre lavaba ropa y también ayudaba a su hermano en una peluquería.
Tomó la decisión de mudarse con su hija a St. Louis para comenzar de nuevo. Cuando contaba con 25 años contrae una enfermedad por la cual comenzó a perder el cabello. Probó remedios caseros y muchos champúes pero no encontraba la solución. Llegado este momento, según sus propias palabras “despertó de un sueño” y tomó la decisión de fabricar su propio champú usando en la fórmula azufre. Este preparado mejoró su problema.
Es en este momento que despierta en ella la empresaria que tenía escondida. Como no tenía dinero ni contactos comenzó a vender puerta a puerta el “Maravilloso Crecipelos de Madam Walker”. Es de imaginar las adversidades y contratiempos que habrá tenido que sortear esta mujer de color, en un mundo racista de hace más de un siglo. Pero nada la frenó cada día vendía más y más éxito tenían sus productos.
Inventó un método de alisado de cabello para las afroamericanas que combinaba una fórmula de cepillos y alisadores. Se volvió popular y fue un éxito comercial. Para ese tiempo se muda a Denver con su hija, contrae nuevamente matrimonio. A partir de allí todo sucede vertiginosamente. En 1908 abre su oficina en Pittsburg y se hace cargo su hija de la administración. En 1910 funda los laboratorios Madam C.J.Walker en Indianápolis. Allí se fabricaban sus productos y capacitaban a las vendedoras, conocidas como las agentes Walker. Estas agentes promovían en las comunidades afroamericanas la filosofía de que el cuidado personal y la belleza podían mejorar su situación social.
En la convención nacional de la liga de negocios de Negros, Julio de 1912, Walker dijo: «Soy una mujer que vino de los campos del algodón del sur. Allí me promovieron a la tina de lavar. Y de allí me promovieron a la cocina. De allí me promoví al negocio de la fabricación de mercancías y preparaciones del pelo…. He construido mi propia fábrica en mi propia tierra.»
Cuando Madam C. J. Walker murió, su negocio multimillonario quedó en manos de organizaciones filantrópicas y de su hija.
“No me avergüenzo de mi pasado. No me avergüenzo de mi humilde comienzo.”